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Crudo, triturado, en zumo o en salsa. El tomate, además de una de las hortalizas más populares en las mesas de nuestro país, es un buen arma para reducir el colesterol y la presión sanguínea, según un estudio de la Universidad de Adelaida, en Australia.
De acuerdo con esta investigación, financiada por el Departamento australiano de Salud y publicada en la revista «Maturitas», el licopeno, la sustancia que le da el color rojo brillante al tomate, tiene propiedades antioxidantes que son vitales para una buena salud. También contienen este componente frutas como la sandía, la papaya, el escaramujo y la guayaba, aunque en menor medida.
Karin Ried y Peter Fackler, autores del informe y profesores de Medicina en la Universidad de Adelaida, son los primeros que han resumido en un solo estudio los efectos del licopeno, analizando los resultados de otras 14 investigaciones realizadas en los últimos 55 años. «Nuestras conclusiones sugieren que si se ingieren más de 25 miligramos de licopeno diariamente se puede reducir los niveles de colesterol malo en un 10%», asegura el doctor Ried.
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